Pongo el último igual, guardo mis cosas y me levanto. Entrego el prolijo examen (prolijo porque lo pasé en limpio, claramente) a mi profesor. Me siento en un banquito del pasillo, abro un chicle de frutos rojos y comienzo a masticarlo mecánicamente mientras con un espejito chequeo el estado de mi nuevo peinado. Cruzo y descruzo las piernas, escribo, examino mis nuevas adquisiciones mientras espero.
No escucho música porque en cualquier momento puede salir el profesor y llamarme para dar el veredicto. Repaso un poco mentalmente: función potencial, ecuaciones diferenciales, el volumen de un cuerpo en el espacio. Volumen o masa? Se integraban igual. Miro, espero, me aburro, me distraigo. Hoy me olvidé el celular y no uso reloj, por lo que no tengo idea de la hora.
Se me acerca una compañera con la nunca había cruzado palabra y me pregunta si el profesor ya empezó a repartir los exámenes, le respondo que no y se aleja por donde vino. Ya no sé que hacer y entonces el profesor sale con esa misma actitud extraña que siempre tiene y me anuncia que acabo de perder un verano de mi vida.
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3 comentarios:
FUUUUUUUUUUUUU =(
Buenisimo la re historieta jajajaja :O segui asi y algun dia tendras mas vida social (???)
Saludos
La mejor
Chan... Linda historia, como dice Mister j. Lástima que no sirve para una publicidad de los postres Royal porque no tiene un buen final feliz :(.
Igual tranqui, no pasa nada. He perdido no sólo un verano sino un par de años así :D.
¡Besos!
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