Hoy es una noche silenciosa. Sola, el calor de la estufa, la luz tenue y el silencio se apoderan de mí. El silencio entonces transforma mi espacio en una inmensidad de nada. Nadie, nunca, nada.
Lo único que quiero es que me acaricien la cabeza mientras intento dormir, mientras me piden que no llore. El calor de la estufa, la luz tenue, hasta el silencio. Pero sola no.
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