Prohibido deprimirse

Si no se dieron cuenta todavía, tengo una manía por como los colores y la música afectan nuestro ánimo y personalidad. Es casi una obsesión, algo que pongo en práctica en mi día a día y que observo en los demás. Y entre todo este ataque emo-sensible me di cuenta de algo que no había visto antes: en mi habitación está prohibido deprimirse.

No explícitamente, sino porque es casi imposible. La luz, los colores, el aroma: todo induce a la paz, a la tranquilidad y las sonrisas. Mis paredes son rosa pastel y mis muebles son blancos. Las cortinas son rosas, lo que hace que la luz del sol se convierta en una luz rosada que la hace perfecta para dormir una siesta y para tener tardes tranquilas. Todas las luces artificiales que tengo son tenues... lo que es un dolor de cabeza cuando estoy buscando algo o cuando me quiero maquillar, pero el resto del tiempo me resulta muy agradable.

Muchos de mis adornos, sino todos, combinan con mi habitación. Sobre la cama tengo un atrapasueños rosa, tengo un florero a rayas rosa con flores blancas (artificiales, mi mamá dice que no es bueno tener flores naturales en la habitación) y con el mismo motivo del florero tengo un hornillo, causante de todos los aromas que pueden sentirse.

A mí me gustan los aromas dulces pero no empalagosos, y me encanta mezclarlos. Hubo una época en que mi habitación olía exclusivamente a jazmín, cosa que con el tiempo fue cambiando. El jazmín me produce tranquilidad y me da una sensación de frescura. Luego le agregué sándalo hindú para darle una nota diferente. Con el tiempo llegaron la miel y el melón, que es a lo que huele en este momento. Mientras más frío hace, más necesidad de olores dulces tengo.

En el momento no lo pensé, pero hoy por hoy mi habitación no hace más que transmitir paz. Aunque el rosa de las paredes a veces me resulte empalagoso, no cambiaría por nada en el mundo lo acogedor que hace mi rincón. Porque al fin y al cabo, más allá de mi desorden y mis desastres, es mi rincón.

2 comentarios:

humano dijo...

Flo, es la primera vez que leo tu blog. Coincido con que los colores y la música nos afectan (no sólo nuestro ánimo y personalidad, sino TODO nuestro ser).
Pero tambien (creo) que, a pesar de toda la armonía y paz que pueda transmitir una habitación, debés en cuando, es bueno deprimirse o enojarse. Debes en cuando es bueno llorar también...
En fin... sólo es un comentario, no?

Anónimo dijo...

Que suerte tenes de poder decorar tu cuarto, el mio es un quilombo a secas.La palabra "orden" no existe en mi vocabulario.
Jajaj en fin, ojala que andes re bien flor!
Nos vemos un dia de esotos.Te mando un abrazo grande.

Fede

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